Con el avance y constante desarrollo de la ciencia, es común escuchar que los antiguos valores metafísicos son reemplazados por aquello que pueda ser comprobado con el método científico.
Este fenómeno que incursiona cada vez en la cultura actual termina por poner una barrera inexistente entre las creencias religiosas y la actividad científica.
Quienes no profundizan realmente en el significado de la ciencia para el hombre tienden a concebir la religión y la ciencia como opuestos que se anulan entre ellos.
Los más grandes científicos de la historia han terminado por aceptar la existencia de Dios. Millikan (1868-1953), físico americano y Nobel de 1923, dijo una vez:
"Puedo de mi parte aseverar con toda decisión que la negación de fé carece de toda base científica. A mi juicio, jamás se encontrará una verdadera contradicción entre la fé y la ciencia"
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