En Grecia, durante el siglo vi a.C, comenzó la actividad filosófica.
El hombre, insatisfecho con las explicaciones mitológicas, comenzó a cuestionar la veracidad de estas creaciones fantásticas y emprendió la búsqueda por afirmaciones que pudieran ser sustentadas bien sea desde la razón o desde la experiencia, pero que fueran lógicas, directas y razonables.
Varios filósofos como los milesios, propusieron diferentes elementos como los fundamentos únicos de la realidad (arjé). Por ejemplo, Tales de Mileto propuso el agua como el arjé, ya que observó que todo lo que tenía vida necesitaba del agua.
Aristóteles (384-322 a.C), fue el primero en sustentar filosóficamente la existencia de un ser superior.
Aristóteles, propuso el cambio como el paso de la potencia al acto. Potencia se refiere a todas aquellas posibilidades que tiene el ser para actualizarse. Por ejemplo, un niño está en potencia de ser adulto, ya que es una posibilidad de su ser, que estará actualizada en el momento en que finalmente se convierta en hombre. Tomando esta teoría encontramos que el dinamismo del mundo radica en la constante actualización de las potencias de los seres. Si para que exista el acto, debe primero existir la potencia, entonces se deduce que hubo un primer acto que dio origen a toda la cadena acto-potencia o potencia-acto, ya que el mundo es finito espacial y temporalmente, y no cabe pensar en una cadena infinita de motores impulsando los cambios.
De esta manera Aristóteles afirma la existencia de un Primer Motor Inmóvil, un Ser Superior, que dio origen a todo en cuanto conocemos.
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